lunes, 9 de febrero de 2009

Seven Things you may not know about me

Este Alex, que es un liante, me mando hace ya algún tiempo un email acerca de escribir 7 cosas que no deberías (o sí, según se mire) acerca de mí. Como soy olvidadizo para según que cosas no me había puesto al tema y aquí va:

1.- Dicen que hablo mucho dormido, a veces hasta suelto tacos en conversaciones hasta enfadado y todo.

2.- Tengo muchas cicatrices. En la frente por caerme de la cama de pequeño (tendría 2 o 3 años), una en la cabeza de un raquetazo accidental (eso dice el, yo no lo tengo tan claro jejeje) que me dió mi padre jugando al frontenis cuando era pequeño, una en la rodilla derecha de una caída en el parking del hospital de León, una en el cuello de una operación, otra en el pecho derecho también de otra operación, una donde termina la espalda y empieza el trasero, otra en un dedo (maldito superslicer, esas porquerías para cortar cosas superfacil que anuncian en la tele), y varias más inconfesables ;)

3.- Tenía la manía con el anterior coche de que cuando paraba el motor, cogía el manojo de llaves y lo tiraba de la mano derecha a la izda. Esta manía no me evitó que se me quedaran las llaves dentro en una ocasión. También, y a pesar de que el coche nuevo tiene cierre con mando, se me ha quedado la manía de esperar a que baje todo el mundo para bajar los inexistentes seguros de las puertas.

4.- Estudiando en Oviedo estuve a punto de acertar una quiniela. A falta de 10 minutos para que terminaran varios partidos tenía 14 acertados. Al final me quedé con una de 11 y no cobré nada.

5.- Tengo la teoría de que si quieres tener hijas guapas has de visitar Galicia en verano, que llueva sin parar y estar de hotel. Vuelves con bollo en el horno casi seguro.

6.- Una vez agujereé unos gayumbos blancos por varios sitios. Mis hermanos tienen la teoría que fue debido a un ataque incontrolable de aerofagia. Yo disiento.

7.- Estando en Oviedo todos los días después de comer iba a una sala de máquinas que estaba debajo de casa y me echaba una partida al Super Street Fighter 2. Costaba 50 pesetas la partida y el dueño de la sala una vez me dijo que dejara de jugar todos los dias porque la gente no se ponía en la maquina. Solía terminar el juego siempre, durando una media hora la partida. Por supuesto al dueño nunca le hice caso.

Se me quedan muchas cosas en el tintero, quiza para próximas ediciones.

1 comentario:

Unknown dijo...

Jejjejeje muy bueno. Me ha gustado lo del Street Fighter, porque la teoría del viaje a Galicia ya me la conocía... Vas a volver a demostrarla? Torete!!!